lunes, 22 de julio de 2013

Te esperaré. Capítulo 2

Los días pasaron rápido para Savannah, a su pesar. Todos los días quedaba con Ben. Quería aprovechar bien esa semana, esos días, esos minutos que pasaba a su lado. Quería hacerle el hombre más feliz antes de su marcha. Le encantaba pasar tiempo con él. Y sabía que iba a añorarlo mucho.

-¿Has hablado ya con Ben?
Savannah y su madre se encontraban poniendo la mesa del comedor para cenar. Era el último día que pasarían en Carolina del Norte. Habían estado colocando la vajilla y demás en silencio hasta entonces. La madre de Savannah sabía que su hija no quería marcharse y la apreciaba mucho por haberse ofrecido a acompañarla. Pero la veía algo triste. Había pensado muchas veces aquella semana en dejarla allí. Pero cada vez que se lo proponía, la chica se negaba. "No mamá, quiero acompañarte. No insistas" decía.
-Sí sí, ya se lo he dicho-respondió Savanna.
-Y... ¿cómo se lo ha tomado?
-Pues bastante bien, la verdad. Me sorprendió bastante, pero entendió que debo acompañarte. Él mismo me lo ha pedido.
Su madre sonrió.
-Es un gran chico.
Savannah suspiró silenciosamente y esbozó una tímida sonrisa.
-Sí, lo es...
Justo en ese momento sonó la canción Diamonds, tono del teléfono de Savannah, y ésta atravesó todo el salón para recogerlo.
Al ver la sonrisa que su hija dibujó en su cara al ver quién la llamaba, la madre inmediatamente supo que era Ben.
-Hola, cariño.
La llamada no duró más de treinta segundos.
-Jajaja vale, de acuerdo.
Savannah colgó y salió corriendo.
-Mamá me voy. Voy a ver a Ben. No me esperes despierta.
Su madre quedó un poco trastocada.
-Pero, pero... ¿a dónde vas?
Demasiado tarde. Savannah ya había bajado los escalones del porche y se estaba adentrando en la oscura noche.

                                                                    

 Savannah llegó a casa de Ben sudando sofocada. No hizo falta que llamara al timbre, ya que la puerta estaba abierta. Entró resoplando por el esfuerzo y diciendo:
-¡Dios mío, llego corriendo! Estoy...
Enmudeció inmediatamente al ver lo que había a su alrededor.
Todo el vestíbulo se encontraba lleno de velas encendidas y que conferían a la estancia una personalidad muy romántica. Había una decena de jarrones en las baldas y armarios llenos de rosas rojas. 
Ben se encontraba enfrente de ella, sonriendo. Savannah lo miro:
-¿Qué... qué es esto?
-Quería que tuvieras un buen recuerdo antes de irte.
 
 

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