sábado, 20 de julio de 2013

Te esperaré. Capítulo 1

-Voy a irme.
Las palabras de Savannah inundaron el silencio en el que ella y Ben se encontraban.
Eran las siete de la tarde y ambos se encontraban tumbados en una duna de la playa. Ben tumbado todo lo largo que era y Savannah con su cabeza sobre su torso.
-¿Cómo que te vas? Aún es pronto.
Savannah suspiró.
-No Ben, no me refiero a eso. Digo que me voy. De aquí.
El muchacho se incorporó un poco, sentándose sobre la arena; por lo que Savannah tuvo que quitarse de encima de él. Se miraron a los ojos, uno frente al otro.
Fue Ben el primero en romper de nuevo el silencio.
-A ver... explícate-dijo confuso.
Savannah lo miró profundamente a los ojos. Después, miró hacia el suelo y dio un largo suspiro.
-Mi madre ha encontrado a un editor que quiere publicar su libro. Lleva muchos años escribiéndolo y ya era hora de que lo consiguiera. Está muy contenta.
-Sí sí, eso es genial-afirmó Ben sonriendo.
La chica volvió a agachar la mirada.
-El... problema es que ese editor vive en...-volvió a dar un pequeño suspiro para continuar-San Francisco. Tenemos que viajar hasta allí y quedarnos a vivir un tiempo hasta que a mi madre le publiquen el libro y adquiera el dinero y eso...
Savannah miró a Ben a los ojos. Él la miraba muy serio. Parecía triste, aunque no quisiera demostrarlo.
Ben bajó la mirada y empezó a hacer círculos con su dedo índice en la arena.
-En una semana.
-Ya...
Ben continuaba con la mirada fija en el suelo.
Savannah dijo:
-¿Estás enfadado? ¿Te has enfadado conmigo?
El muchacho no respondía.
-Mira, sé que es complicado, pero mi madre lleva mucho tiempo detrás de esto. Es su sueño y lo ha conseguido. Si voy yo y le digo que nos quedemos, le estropearía el trabajo que tanto le ha costado. Estoy viéndola muy feliz últimamente y no quiero que, por mi culpa, lo deje todo-argumentó la chica.
Ben la miró a los ojos.
-¿Y quién ha dicho que vayas a hacer eso?
Savannah también lo miró.
-¿Cómo?
-Tienes que acompañar a tu madre. No puede ir ella sola. Vas a ir con ella a San Francisco y vas a ver como cumple su querido sueño.
Ben la cogió de las manos.
-Vas a ir.
Savannah hizo un gran esfuerzo por no llorar.
-Pe-pero...-balbuceo confusa.
-Pero nada-la tajó Ben.
Sus manos empezaron a separarse y Ben volvió a tumbarse. Savannah apoyó su cabeza en él y volvieron a quedar en la misma posición de antes.
-¿Y tú?-preguntó Savannah.
-¿Y yo qué?-Ben comenzó a acariciar el liso pelo de su novia-Yo nada. Seguiré aquí y te esperaré. Te esperaré lo que haga falta. Te lo prometo.
-Confío en ti.
-Yo también.
Savannah no sabía exactamete porque había articulado su chico ese “Yo también”. Pensó, que quizá, el dudaba de si en la ida se olvidaría de él, pero no dijo nada. Volvió a reinar el silencio, interrumpido únicamente por las olas chocando contra la orilla.

                                                                                  

Una hora más tarde, ambos se levantaron y se besaron profundamente.
-¿Quedamos mañana?-preguntó Ben.
Savannah estaba absorta contemplando el rostro de su chico, poblado de pecas y con unos ojos color miel que la derretían incontrolablemente cada vez que los miraba.
-Sí, claro. Mañana quedamos.
Volvieron a besarse y se alejaron, cada uno por su lado. 
-Genial, te llamo-Ben alzó un poco la voz para que la escuchara.
-Hasta mañana.
Savannah llegó a su casa enfrente del mar y un poco más a la derecha de dónde había estado con Ben sonriendo y pensando que no podía querer más a su novio.


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