viernes, 13 de septiembre de 2013

Te esperaré. Capítulo 7

Mientras, en un hospital de Carolina del Norte...

Hola, cariño.
Siento mucho no haber mandado un e-mail hasta ahora, pero he tenido poco tiempo y además estoy muy cansada.
Esto es enorme, tiene cientos de parques, tiendas, cines y museos. La gente es muy maja y el cielo siempre luce azul. Pero, sin duda, preferiría mil veces estar en mi pequeño pueblo junto al amor de mi vida, que eres tú.
¡Ah, mamá consiguió que le publicaran el libro y lo harán pronto! Confío en que lo compres, jejeje.
De verdad, te echo tanto de menos... No hay día, ni hora ni minuto que no esté pensando en ti. En las palabras que compartimos, en las caricias, en los abrazos y los besos que nos dimos. En todo.
Espero volver pronto y reencontrarme contigo. Y, tranquilo, que aquí no hay nadie más guapo o más especial que tú, jejeje. 
Un besazo, Savannah.

Ben terminó de leer el mensaje y pinchó sobre Mensaje nuevo:

Hola, mi amor.
No te preocupes por no haberme contestado, entiendo que estás acostumbrándote a ese estilo de vida. 
Ya veo que aquella ciudad es grande y preciosa, me alegro de que te guste tanto. Y sí, yo también deseo con todas mis ganas que podamos volver de nuevo a vernos.
Dile a tu madre que me alegro un montón por la noticia sobre su libro. ¡Se lo merece sin ninguna duda! Y, por supuesto, que seré el primero en comprarlo.
Savannah, no sabes lo que te añoro. Más que tú a mí. Cariño, tu eres mi vida y no te cambiaría por nada en el mundo. Ha resultado duro dejarte, pero tienes que hacer tu vida y ayudar a Anne.
Vuelve pronto. 
Un beso, Ben.

Cuando terminó de mandar el e-mail, Ben cerró el ordenador suspirando pesadamente. Le habían dejado subir a la biblioteca del hospital de Carolina del Norte para conectarse a Internet y se encontraba solo en la sala en ese momento. Un olor a viejo se extendía por el pequeño edificio y cientos de libros con títulos como Cómo combatir el sobrepeso o La mejor manera de llevar el cáncer poblaban librerías. 
Ben se levantó del asiento y salió de la biblioteca, cerrando la puerta tras él. El escenario que se presentaba delante de él ya no le sorprendía: gente en silla de ruedas de un lado a otro, médicos llevando montones de papeles, niños sin pelo llorando...
Ben se preguntó dónde había empezado todo aquello: a mediados de mayo le habían comunicado que sufría cáncer de hígado. Junto a sus padres, fue corriendo al hospital y le comunicaron tristemente que el tumor estaba muy desarrollado: había afectado gravemente a varios órganos.
-Dóctor, dígame cuánto me queda. Por favor, no sienta lástima de mí.
-Pero Ben...
-Tengo dieciocho años. Soy mayorcito para enfrentarme a la realidad.
-Mira, querido, eso depende. No estamos para nada seguros de cuánto tiempo...
-¡Dígame cuánto puto tiempo me queda!-había estallado Ben con las lágrimas amenazando en sus ojos-¿Días? ¿Semanas?¿Meses?
-Sí sí, por supuesto.
-¿Años?
Silencio.
Un silencio que habló por sí solo.

Consiguió volver a casa unas semanas. Él necesitaba quedarse en casa para asimilar la cruda noticia y, sobretodo, para comunicárselo a Savannah. Cuando ella le había dicho que se iba, le quedó claro que era mejora sí. No iba a contárselo, eso significaría que su novia no iría a San Francisco con su Anne. Y no podía permitir ahogar así el futuro de su madre.

Cuando llegó a la habitación, su compañero de su misma edad llegaba entonces de una nueva sesión de quimioterapia. 
-¿Qué, tío, cómo ha ido?-le preguntó Ben.
-¿En serio me lo preguntas?-se quejó el muchacho.
-Tienes razón. Esto es una mierda. Para qué te lo pregunto...-dijo Ben mirando por la ventana, donde el sol ya se ocultaba por el horizonte. Aunque, más que el sol, él sólo veía el rostro de Savannah.

 -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 
  Por favor, si lees esta novela y tienes Twitter dale RT a este Tweet que he publicado:  https://twitter.com/mik3el/status/374561114622656512 (dale copiar y pegar en un buscador o subráyalo con tu ratón, haz click en el botón derecho y pulsa Buscar "http://twitter..." en Google).
Por favor, no se tarda nada de tiempo y me haces un gran favor para así saber quién me lee y si merece la pena continuar con la novela. 
Mil gracias a todos mis lectores.



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Te esperaré. Capítulo 6

Aquella noche Savannah llegó a su casa sonriendo. Realmente, lo había pasado bien con ese chico. Después de estar en el bar habían dado un paseo por los alrededores del centro comercial y había apreciado que Jonh era un chico simpático y encantador. Y muy mono. A pesar de todo esto, seguía algo abrumada con la respuesta que él le había dado cuándo le comentó que le parecía mucha casualidad haberse encontrado en la tienda. "No es casualidad...", le había dicho él. Una extraña y muy confusa respuesta.

-¿Qué te ha pasado, que vienes tan contenta?-la interrumpió su madre, que se acercaba portando una de las cajas de la mudanza.
Savannah la sonrió y dijo:
-He estado toda la tarde con el camarero que nos atendió en el bar de esta mañana.
Anne pareció impresionada.
-¿Con Jonh?-preguntó intrigada.
A Savannah le pareció increíble cómo su madre podía acordarse del nombre del muchacho.
Asintió.
-Bueno, ven, la cena está lista. Cuéntamelo mientras cenamos.
-Tampoco hay mucho que contar-dijo ella mientras se sentaba a la mesa.
-Bueno, pues lo poco que sea-insistió su madre-Échate un poco de pasta.
Savannah la hizo caso.
-Simplemente me encontró en un bar al que entré a tomarme algo después de descambiar el pantalón. Y estuvimos hablando un rato, pero claro, no mucho porque ¡no nos conocemos de nada!
-¿Y qué te dijo? Anda, tú eres la chica del bar de esta mañana con su voz encantadora.
-Jajaja, sí. Y se acordaba de mi nombre.
-Ha, eso es una señal.
-¡Ya vale, mamá!-se rió ella.
-Vale vale, pero bueno, continúa.
-Pues nada, estuvimos dando un paseo por el parque que hay detrás del centro comercial y... ya está.
-Umm...
-¿Has terminado?
-¿De qué?
-¿De hacer preguntas estúpidas?
-Sí sí.
¿Y tú?
-¿De qué?
-De cenar.
-Eh, sí, no quiero más.
-Oye, ¿y por qué has descambiado el pantalón?
-¡Ah, pues por una camiseta preciosa...!

 Después de cenar estuvo un rato viendo la tele con su madre y, tras ponerse el pijama y lavarse los dientes, decidió irse a la cama. Pero antes de meterse en su lecho, vio que tenía un SMS en su móvil.
Hoy lo he pasado genial. 
Espero volver a verte.
Besos, Jonh.
Jonh, pensó Savannah, pero si creo no haberle dado mi teléfono...


                                                                                 


Al día siguiente decidió ir a la biblioteca porque se dio cuenta de que no tenía nada interesante que leer. Así que, tras desayunar y vestirse fue en busca de la biblioteca pública más cercana. Había una no muy lejos, tan solo a unos veinte minutos a pie. No era muy grande, pero Savannah pensó: estamos en San Francisco, en cualquier biblioteca o librería se encuentran todos los libros del mundo. Pero se equivocó. Tras estar buscando y buscando, dio con uno de un autor escocés. Trataba de una bonita historia de amor entre una princesa y un príncipe del bando contrario. Tras coger el libro, fue a buscar un ordenador público con internet.
Desde allí estuvo viendo las últimas noticias desde su cuenta de Facebook, y mandando e-mails a sus amigas más cercanas. Y también a Ben.
Hola, cariño.
Siento mucho no haber mandado un e-mail hasta ahora, pero he tenido poco tiempo y además estoy muy cansada.
Esto es enorme, tiene cientos de parques, tiendas, cines y museos. La gente es muy maja y el cielo siempre luce azul. Pero, sin duda, preferiría mil veces estar en mi pequeño pueblo junto al amor de mi vida, que eres tú.
¡Ah, mamá consiguió que le publicaran el libro y lo harán pronto! Confío en que lo compres, jejeje.
De verdad, te echo tanto de menos... No hay día, ni hora ni minuto que no esté pensando en ti. En las palabras que compartimos, en las caricias, en los abrazos y los besos que nos dimos. En todo.
Espero volver pronto y reencontrarme contigo. Y, tranquilo, que aquí no hay nadie más guapo o más especial que tú, jejeje. 
Un besazo, Savannah.

Tras enviar el mensaje y cerrar el ordenador, Savannah fue a echar atrás la silla para levantarse cuando notó algo contra ella y escuchó un gritito a su espalda. Mierda, había golpeado a alguien con la silla.
Al darse la vuelta vio que había chocado con una chica joven, parecía de su edad, blanca y con su rostro poblado de pecas. Un pelo rojizo con flequillo caía por su espalda. 
-Uy, perdona perdona, no te había visto-se disculpó.
Entonces, se dio cuenta de que a la muchacha se le había caído un libro que llevaba. Cuando se agachó a recogerlo vio que se trataba de un libro sobre lengua española.
-Tranquila, no pasa nada-dijo ella. 
Savannah le tendió el libro.
-Lo siento de veras. ¿Te gusta el español?
-¡Qué va, al contrario! Lo he suspendido. Tengo que recuperar la asignatura en septiembre y estaba buscando libros para practicar.
.Um, pues a mí se me da genial el español. ¡Me han puesto un 9 de media!
-¡Guau, increíble!
-¿Eres de por aquí? No te había visto antes-dijo la chica.
-No, soy de Carolina del Norte, solo he venido a pasar unos meses.
-Ah...
Savannah sintió lástima de ella al ver que se cogía del brazo. Debía haberla hecho mucho daño.
-Oye...-empezó-¿quieres que te de clases de español?
La muchacha pareció sorprendida.
-¿Lo dices en serio?
-Sí, claro.
-Pues no me vendría mal, la verdad-se lo pensó-¿Sabes? Acepto. Tranquila, te pagaré bien.
-¡Qué dices, jajaja! Lo haré gratis.
-¿En serio?
-Claro.
-Guau, pues muchas gracias. Pero ahora tengo que irme. Mis padres me esperan en la puerta.
-¿Quieres que quedemos mañana aquí a la misma ahora y hablamos de ello?
-Por mi bien.
-Pues vale, aquí nos vemos.
Mientras la chica se alejaba, Savannah la oyó decir:
-¡Ah, y me llamo Vanessa!
  
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

     Por favor, si lees esta novela y tienes Twitter dale RT a este Tweet que he publicado:  https://twitter.com/mik3el/status/374561114622656512 (dale copiar y pegar en un buscador o subráyalo con tu ratón, haz click en el botón derecho y pulsa Buscar "http://twitter..." en Google).
Por favor, no se tarda nada de tiempo y me haces un gran favor para así saber quién me lee y si merece la pena continuar con la novela. 
Mil gracias a todos mis lectores.                           








lunes, 2 de septiembre de 2013

Te esperaré. Capítulo 5

Pasaron el resto de la mañana visitando parques, centros comerciales y tiendas vintages (que a Savannah le privaban). A la hora de comer, a ambas les pareció buena idea buscar un buen restaurante. Tras buscar y buscar por calles repletas de gente, acabaron en uno no muy grande y prácticamente vacío, pero que a Savannah le llamó la atención inmediatamente. El local se llamaba Music's God (El dios de la música) y sus paredes estaban repletas de póster de músicos antiguos o bandas de heavy metal y enormes discos de vinilo firmados de famosos como Bob Dylan, The Beatles o Nirvana. Una de las cosas que más sorprendió notablemente a Savannah fueron las mesas. Eran rojas y en ellas se leían frases como La música es lo que respiro o I <3 Rock & Roll. Las sillas eran grandes y cómodas a juego con las mesas. La barra ocupaba la parte central del local y rodeaba por todos lados una gran columna en el centro. Tan solo había cuatro personas en el restaurante: un hombre en una mesa en una esquina leyendo el periódico, otro señor repleto de tatuajes y cadenas sentado en la barra y bebiendo lo que parecía ron y una pareja acaramelada en una de las mesas frente a una ventana. Inmediátamente después de ver a la pareja de enamorados, Savannah recordó las veces que había pasado así las tardes con Ben. Y quería repetirlas.
Su madre y ella se sentaron a una mesa cerca de otro gran ventanal que daba a la calle y esperó a que el camarero les atendiera. Un hombre joven vestido mayoritariamente de negro se acercó a ellas sosteniendo una libreta. Cuando estuvo junto a ella, Savannah se fijó en lo atractivo que le resultaba. Tenía el pelo negro como el azabache y revuelto a excepción del flequillo que tapaba su frente. Claramente, lo que más atrajo a la chica fueron sus ojos, de un impresionante e intenso azul claro. Pudo ver gracias a una chapa en su traje que se llamaba Jonh.
Éste que no apartaba los ojos de la libreta dijo con una grave pero, a la vez, agradable voz:
-¿Qué quieren tomar?
-Creo que yo tomaré una ensalada mixta de primero-empezó Anne mirando la carta (en la que, cómo no, aparecía la cara de Kurt Cobain)-y un filete de salmón de segundo.
-¿Para beber?
-Pónme una cerveza.
Savannah se extrañó con la respuesta de su madre.
-¿Cerveza?-le dijo-¿Desde cuándo bebes tú alcohol?
Su madre la sonrió.
-Es que hoy estoy tan contenta...
Cuando Jonh se giró a Savannah y se fijó bien en ella quedó absorto de su belleza. La sonrió tímidamente.
-¿Y tú qué quieres, preciosa?
La receptora de la pregunta no pudo evitar sonrojarse un poco.
-Sopa de primero y una merluza en salsa de segundo.
-¿Para be...
-Coca-Cola-lo cortó ella.
-Muy bien-dijo Jonh-enseguida llegará su comida.
Cuando el camarero se alejó, su madre dijo a Savannah pícaramente:
-Oye, ¿y esa sonrisa que te ha echado antes Jonh?-puso énfasis en el nombre.
Savannah volvió a sonrojarse.
-¿Qué sonrisa?-aparentó no saber de qué estaba hablando su madre.
-Venga, Savannah, no te hagas la tonta. Esta enamorado de ti.
-¿Ya estamos con lo de siempre? Tomando conclusiones precipitadas. Te he dicho que...
En ese momento llegó  de nuevo Jonh con las bebidas.
-Aquí tienen.
Cuando llegó, Savannah intentó no mirarle a los ojos.
Al irse, levantó de nuevo la vista.
Anne suspiró.
-De acuerdo, no diré nada...

La comida transcurrió tranquila y animada. Brindaron por el nuevo trabajo de Anne y rieron animádamente.
Llegaron cansadas a casa y mientras su madre se echaba una siesta, Savannah decidió probarse la ropa que se había comprado. Todo le quedaba bien excepto una cosa: unos pantalones pitillos que había cogido pequeños y no le entraban. Genial, tendré que ir a devolverlos, pensó.

                                                                            ♥

Al día siguiente, mientras ella y su madre desayunaban Savannah decidió proponerle a su madre volver al centro comercial a devolver los pantalones. Pero su madre dijo que quería terminar de colocar las cosas de la mudanza y limpiar un poco. Por lo que tras ducharse y vestirse, Savannah fue sola al centro comercial.

Aquel día de mediados de principios de julio hacía bastante calor por lo que Savannah cogió el autobús para llegar a la tienda. Una vez allí, descubrió que a pesar de ser bastante temprano seguía habiendo un montón de gente. Estamos en San Francisco, pensaba. Tras encontrar la tienda donde compró los pantalones y descambiarlos por una bonita camiseta que rezaba Fuck distance (Jodida distancia)-con la que, por motivos obvios, se sentía identíficada, decidió ir a tomarse una Coca-Cola a una cafetería.
Tras pedirla y sentarse en una mesa, vio como un chico alto, moreno y de ojos azules se le acercaba. Jonh. El camarero sexy de ayer. Mierda, pensó. Esta vez iba vestido con una camisa a cuadros roja y unos vaqueros.
Jonh se sentó con ella, para desgracia de Savannah que se moría de vergüenza.
-Hola, Savannah-empezó Jonh.
-¿Cómo sabes mi nombre?-le espetó ella.
-Lo dijo tu madre, ya sabes, ayer.
-A sí, es verdad.
Silencio.
-¿Dónde está tu ropa horrible de ayer?-le gruñó ella.
-Jajaja, es horrible, ¿verdad? Tranquila, yo también lo pienso. Me lo hacen poner en el trabajo.
-Pues podrías decirle a tu jefe que la cambie.
-Hablando de ropa. ¿Qué llevas en la bolsa?
-Una camiseta-dijo secamente.
-¿Puedo verla?
Savannah suspiró.
-Hum, no veo por qué no.
Sacó la camiseta y se la tendió a su compañero.
-Jodida distancia... ¿Has comprado esta camiseta por que sí o por un motivo?
-Sé qué es lo que quieres oír y cómo resulta que es cierto me quedo con la segunda opción.
-¿Me lo cuentas?
-Es una larga historia.
-Bueno, quizás otro día-dijo Jonh viendo que a Savannah no le apetecía contarlo.
A Savannah le empezaba a caer bien Jonh. Era gracioso y sensible.
-Qué casualidad habernos encontrado aquí, ¿no? Con lo grande que es esto.
-No es casualidad...

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Por favor, si lees esta novela y tienes Twitter dale RT a este Tweet que he publicado:  https://twitter.com/mik3el/status/374561114622656512 (dale copiar y pegar en un buscador o subráyalo con tu ratón, haz click en el botón derecho y pulsa Buscar "http://twitter..." en Google).
Por favor, no se tarda nada de tiempo y me haces un gran favor para así saber quién me lee y si merece la pena continuar con la novela. 
Mil gracias a todos mis lectores.