sábado, 16 de noviembre de 2013

Te esperaré. Capítulo 9

Aquella noche, Savannah no consiguió conciliar bien el sueño. Las palabras de Vanessa retumbaban en su cabeza cada vez que cerraba los ojos. "Solo puedo decirte que tiene un lado oscuro..." ¿Un lado oscuro? ¿Y qué? En fin, todo el mundo lo tiene. Seguro que es una tontería, pensaba. Pero estos pensamientos no eran suficientes para tranquilizarla y no pudo dormir en toda la noche.

Su despertador sonó a las nueve de la mañana muy a su pesar. Lo apagó de mala gana y se pasó una mano por la sudada frente. Realmente, aquella noche no había podido conciliar el sueño y había tenido horrible pesadillas con respecto a Jonh.
Cuando acabó de ducharse, se puso un conjunto sencillo y bajó a desayunar. Su madre la esperaba leyendo sentada frente al ordenador.
-¿Qué haces?-le preguntó Savannah.
-Estoy releyendo mi libro. Otra vez. El sábado que vienen lo publican y estoy muy nerviosa.
-¿Y qué pretendes hacer leyéndolo mil veces seguidas? Aunque encuentres algún error, ya es tarde.
-Sí, supongo...-dijo su madre cerrando el ordenador.
Savannah levantó las cejas en tono extraño y acudió a la cocina. En vez de su habitual leche con cacao, se hizo una tila.
-¿Qué haces con una tila?-preguntó Anne.
Su hija lo soltó de golpe:
-Jonh me ha invitado a una fiesta en la playa esta noche.
En vez de agobiarla a preguntas, como Savannah había pensado que haría, solo dijo:
-Y estás nerviosa.
-No, es sólo que... no he dormido bien.
-¿Y qué vais a hacer?
-Pues lo que se suele hacer en una fiesta en la playa, supongo.
-¿Habrá karaoke?
-Espero que no. Y mucho menos, espero que vengas y te apuntes al karaoke.
-Jajaja no, tranquila. Pero participa tú. Se te da bien.
-No voy a participar. ¿Estás loca? Además, ni siquiera sabemos si lo habrá.
-En cualquier caso... ¿qué te vas a poner?
Savannah paró en seco.
-Pues... no sé. No lo había pensado.
A Anne se le pasó una sonrisa radiante por la tarde:
-Tarde de chicas, entonces. Vamos a tu cuarto, a ver que te pones.
-Chachi...
Cuando acabó de desayunar, madre e hija subieron a su habitación.

-No tengo nada-se quejó Savannah abriendo e inspeccionando el armario.
-Pues vamos de compras.

Se pasaron la mañana comprando vestidos y conjuntos bonitos. Comieron por ahí y ocuparon la tarde en más tiendas.

Llegaron exhaustas a casa y tras descansar un poco, Savannah fue a elegir vestido.
Cuando bajó, quince minutos después, apareció con un vestido blanco hasta las rodillas y con una cinta del mismo color alrededor de la frente. No se había maquillado mucho y llevaba su pelo liso.
Anne sonrió y simplemente dijo:
-Estás preciosa.


                                                       

                         ♥




A las nueve y algo, Savannah ya estaba lista y no dejaba de recorrer el salón inquieta mirando el reloj. ¿Y si se arrepiente? ¿Y si no viene?, pensaba.
-Tranquila-decía su madre-vendrá.
Justo al marcar las nueve y media el reloj, el timbre sonó. Ambas mujeres sonrieron y con un suspiro, Savannah se apresuró a abrir la puerta.
Allí estaba Jonh, simplemente con unos vaqueros claros y una camisa blanca, aunque a ella le pareció encontrarse enfrente de un ángel.
-Hola-dijo él-estás preciosa.
-Gracias.
Su madre se acercaba a su espalda. Mierda, pensó Savannah.
-Jonh, ésta es mi madre Anne. Aunque ya la conoces, claro.
-Encantado, señora-dijo Jonh tendiéndole la mano educádamente.
-Llámame Anne-respondió ella devolviéndole el saludo-señora suena a vieja.
Mierda, pensó de nuevo Savannah, la frase que debería haber evitado. Bueno, aún así, parecía que se habían caído bien.
-Eh, nos vamos-dijo Savannah saliendo de casa.
-Tened cuidado, y no llegues muy tarde.
Tarde, los chicos ya se habían marchado.

Un hermoso coche rojo descapotable les esperaba en la puerta. Savannah quedó prácticamente con la boca abierta. Por un momento se preguntó si su coche sería alguna cercano, pero se percató que no había  ninguno más cerca.
-¿Es... este tu coche?-acertó a decir.
-Sí-respondió Jonh mientras se acercaba a él-¿te gusta?
Ella le respondió con otra pregunta:
-¿Es que eres rico?
-Jajaja, podría decirse. Mi padre trabaja en una empresa muy importante de EE.UU., aunque no sé muy bien qué es lo que hace...
Después abrió la puerta del asiento del copiloto y le hizo una seña a Savannah para que entrara.
Ésta lo hizo y Jonh cerró la puerta. Él se sentó al volante y empezó a conducir el vehículo.
Mientras pasaban velozmente por las calles de la ciudad, Savannah se percató de que había aún mucha luz para ser casi las diez de la noche. Aunque después comprendió: farolas, luces de neón con publicidad y cientos de letreros aparecían en cualquier rincón.
-¿Cae muy lejos la playa de aquí?-preguntó a su acompañante.
-No, a unos diez minutos en coche.
Silencio.
-¿Quién irá a la fiesta?
-Pues bastante gente, la verdad. No sólo amigos míos sino más gente de mi instituto y eso. Así conoces a más gente.
-Genial...
En esto, al chico le sonó el teléfono móvil.
-Diga, ¿quién es?
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-Sí, danos un minuto. Ya llegamos.
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-Venga, hasta ahora.
Colgó.
-¿Quién es?
-Un amigo. Se llama Oliver. Te caerá bien, ya verás. Quería saber cuándo llegábamos.
En pocos minutos llegaron a la playa. El mar estaba oscuro y misterioso, pero unas grandes luces y música muy alta se apreciaban desde la arena.
Aparcaron el coche en un aparcamiento cercano y bajaron.
-Hola a todos-saludó Jonh.
Un grupo de gente se giró y se acercó a ellos.
-Hola Jonh-empezó a saludar todo el mundo.
-Hola chicos. Quiero presentaros a Savannah. Es una amiga que conocí el otro día.
-No necesitamos más presentaciones. No paras de hablar de ella-dijo uno de los chicos.
-Cállate Oliver-replicó Jonh mientras se ponía rojo.
Oliver, pensó Savannah.
-Hola Savannah-la saludó todo el mundo y se presentaron.
-Hola, encantada.
Tras esto, todos se reunieron en un grupo y comenzaron a charlar y a beber algo. Savannah fue con ellos y simpatizó con la mayoría, aunque la mayor parte del tiempo permanecía callada y sin nada que comentar.
Había un escenario no muy lejos de ellos. Mierda, pues sí que hay karaoke,  pensaba.
Las olas rompiendo contra la orilla y la decoración conferían un ambiente de ensueño. A Savannah le encantó.
Se puso a hablar con algunas de las amigas de Jonh y todas le comentaron lo bonito que era su vestido a lo que ella agradecía una y otra vez. Se cayeron bastante bien.
Pasado un tiempo, un chico de color con gafas de sol y sombrero negro se subió al escenario con un micrófono y anunció:
-¿Qué tal lo pasáis, chicos?
-Éste es Mike, le encantan los escenarios-le susurró Jonh a Savannah en el oído.
Mike prosiguió:
-Ya tengo la lista con la gente que va a participar en el karaoke. ¿Tenéis ganas?
-SÍIIIIIII-gritó la multitud.
-¡Empezamos!-y Mike se fue.
A continuación, unas diez personas se pusieron a cantar temas fiesteros. La mayoría cantaba fatal y sólo lo hacían para divertirse.
-Qué mal lo hacen todos.-se quejó Jonh.
-No lo hacen tal mal-respondió Savannah.
-¿Por qué no subes tú?
-¿Yo? ¿Estás loco? No, no no. Me moriría de vergüenza.-se hubiera defendido diciendo que  no sabía mal, pero sabía que no era verdad.
-Venga, vamos...
-No, no voy a subir.
-De acuerdo... Voy a por ponche.
Cuando Jonh llegó, Mike subió de nuevo al escenario y dijo:
-¡Esto no ha terminado, chicos! Ahora tenemos a una chica muy especial que cantará para nosotros. Damas y señores, un fuerte abrazo para... ¡Savannah! Al oír eso, Savannah enmudeció. Miró a Jonh que sonreía pícaramente. Le había apuntado sin consultárselo. Todos la miraban y ella no tuvo más remedio que dirigirse al escenario mientras miraba con mirada asesina y Jonh y murmuraba: "Te mato".
Al subir al escenario, Mike le dio el micro y le deseó suerte. Se puso en el centro del escenario, sujetando el micrófono cómo si la vida dependiera de ello. Un foco la alumbraba. Siempre había tenido miedo escénico y por eso tantas veces se había retenido a mostrar su preciosa voz. Pero esa vez, sabía que no podía  bajar cómo una cobarde y decir que no. Empezó a cantar. Cantó una canción de P!nk y a medida que la canción despegaba se le iba la vergüenza e iba a su rollo. Estaba disfrutando. Se lo pasaba bien. Se sentía la reina de la fiesta. La gente empezó a bailar divertidos y a cantar con ella.
Cuando acabó, todos la aplaudieron energéticamente y lo agradeció mil y una de veces. Después, Mike subió al escenario y la despidió con un "¡Guau! Increíble. Un fuerte aplauso"
Todo el mundo, al bajar, empezó a felicitarla y cuando llegó a Jonh le dijo:
-Eres horrible.
-¿Qué dices? Lo has hecho genial.
 Entonces, una chica pelirroja, con pecas subió al escenario. Vanessa.
Savannah la reconoció rápido. Ella se puso a cantar una canción de amor, de Taylor Swift pero que Savannah no consiguió reconocer. Vanessa cantaba realmente bien.
-¿Quieres bailar?
Savannah miró a quién hablaba a su lado. Era Jonh que le tendía una mano.
Ella sonrió.
-Vale-y agarró su mano.
Él la arrastró hasta el centro y se pusieron a bailar. Sus manos se juntaron, sus cuerpos se tocaron. Savannah sentía como su piel se excitaba, no de manera sexual sino sensible y preciosa.
Sobre la mitad de la canción, ella ya se sentía más que cómoda entre sus brazos y lo miró a los ojos. Él la estaba mirando con sus ojos azules y sobrecogedores. Entonces Savannah se apoyó en su pecho mientras seguían moviéndose al ritmo de la canción.
Debía admitirlo, había quedado totalmente enamorada de Jonh. Todo en él le encantaba y tenía que reconocerlo. Estaba profundamente enamorada de él.
Volvió a mirarle a los ojos y entonces no pudo aguantar más y... le besó. Sus labios se juntaron y la textura de su boca le hizo sentirse en el cielo. Él continuó con el beso y Savannah sintió que el mundo a su alrededor desaparecía. Cuando se separaron, él le dijo:
-Bailas muy bien.
Y ella simplemente le dirigió una preciosa sonrisa. Entonces, Vanessa terminó de cantar y todos dejaron de bailar. Todo el público empezó a aplaudir y Savannah se unió al corro de aplausos.
-Gracias-dijo Vanessa sonriendo. Entonces, ella bajó del escenario y con el fin de ir a buscarla le dijo a Jonh:
-Voy a por un poco de ponche.
Después, fue a un lado del escenario a encontrarse con su amiga. Ella estaba agradeciendo a unos muchachos que le felicitaban por su actuación.
-Vanessa-la llamó.
Ella giró la cabeza y despidiéndose de la gente, se acercó a Savannah.
-Hola ¿qué tal?-la saludó ella.
-¡Hola! ¿Qué haces aquí?-le pregunta Savannah mientras se dan un abrazo.
-He venido con unos amigos. Tú... has venido con Jonh ¿no?
-Eh... sí.
-Os he visto bailando. Parecíais felices.
-Cuando estoy con él, realmente lo soy.
-Sí, a mi me hacía sentir igual.
Silencio.
-Oye, que se me olvida. ¡Cantas genial!
-Gracias. Tú también.
-¿Te dedicas a ello profesionalmente?
-No mucho. Bueno, en mi tiempo libre a veces actúo en cafés de la zona, pero poca cosa. Llevo seis años tomando clases de canto. ¿Y tú?
-Qué va, me da pánico.
-Pues se te da muy bien jajaja.
En ese momento, se escucha un golpe y un grito.
Cuando Savannah y Vanessa se giraron para ver de dónde procedía tal alboroto, ambas vieron a Jonh empujando a un muchacho una cabeza más bajo y tirándole al suelo debido a su brusquedad.
Savannah corrió hacia él y ayudó a subir al chico.
-¿Estás bien?-le preguntó, asustada.
El chico cogió algo de aire y respondió:
-Sí, estoy bien.
Después, Savannah se dirigió a Jonh:
-¿Se puede saber que narices ha pasado?
-Este imbécil no mira por dónde va y me ha manchado toda la camisa con el ponche.
La chica miró su camisa, y en efecto, se la había manchado.
-¡Ha sido un accidente!-se defendió el chico.
-Gradúate las gafas-le espetó Jonh.
-No, tendré que comprarme otras, me las has roto-respondió el muchacho reparando en sus rotas gafas.
-Uy, cuánto lo siento.
En ese momento, el chico que había caído se abalanzó sobre Jonh, pero Savannah consiguió pararlo.
-¿Qué pasa? ¿Te crees muy fuerte?-Jonh se acercó a él.
-¡Ya vale!-gritó Savannah, separándolos.
Para entonces, una enorme multitud estaba rodeándolos.
Ambos chicos se apartaron. Savannah suspiró, algo mareada.
-Por favor, Jonh, llévame a casa.

Veinte minutos más tarde, el coche se encontraba enfrente de casa de Savannah.
-Oye, siento mucho lo que ha pasado.-se disculpó Jonh.
-¿Hacía falta que te pusieras así, sólo por una mancha?-preguntó enojada la chica sin mirarlo a la cara.
Jonh suspiró.
-No, supongo que no. Me he comportado como un estúpido.
-Me voy. Buenas noches.
Jonh se acercó a ella para besarla, pero Savannah se apartó y salió del coche.
-Que sepas que me ha gustado estar hoy contigo-dijo el muchacho mientras arrancaba de nuevo el descapotable.
Savannah se giró y susurró:
-Yo también.-pero su acompañante ya se había ido.

Cuando llegó a casa, encontró una nota sobre la mesa:
Cariño:
He salido a dar una vuelta con Samuel. No tardaré.
Un beso.
Genial, sola en casa. Últimamente, su madre salía mucho con Samuel escusándose con un: "Sólo es para hablar del libro". 
Savannah miró el reloj: las doce.
Estaba cansada.
Se quitó los tacones, el vestido, se puso el pijama y se tiró en el sofá del salón, no queriendo dormir sola en su cuarto.
Le asaltaron millones de dudas.
¿A qué se debía ese mal comportamiento de Jonh? Se ha pasado demasiado con ese chico. ¿Sería ese "lado oscuro" que Vanessa le advirtió? ¿Debería hacerle caso? Y lo que era peor. ¿Qué había del beso? ¿Estaba tan enamorada de Jonh cómo pensaba? ¿Había hecho bien al besarlo? ¿Y qué pensaba con Ben? Ben, Ben... Le quería más que a su vida, pero todo lo que había pasado esa noche con Jonh...
Enseguida, se quedó dormida.

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